EL JUEGO EN EL QUE ANDAMOS
Te morís y ¿quién va
a publicar tus versos?
Pulirlos, ordenarlos
y, lo más importante,
ir con los gastos, ¿no?
Lo que queda es reunir,
cuando tengas sesenta
aproximadamente,
lo que hasta ahí escribiste
y hacer un libro gordo
con todo ese amarroque.
Casi como un conjuro
contra el fatal olvido.
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