Acá hay recordatorios
de gente que tuvimos
en común, y aunque ahora
somos dos ukeleles
guardados en sus fundas,
esta gente que insiste
en regresar me trae
las épocas de cuando
andábamos sufriendo
como modo de ser
pareja. (Tengo un --duro--
colchón por esta noche
y la música trata
de no despertar al
amigo que ofició
de anfitrión.) Como un tango
que detestamos: grima
la memoria pulguienta,
ronchas el pervivir.
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