viernes, 19 de enero de 2018

"¡NI YO ME DEFIENDO!"


Medio dormida vas 
al baño. (Me acosté 
y te quité una almohada 
--las tenías a todas--. 
Al despertar dijiste 
incoherencias sobre 
el ajedrez: ¡por fin 
alguien que te lo enseña!) 
Cuando volvés contemplo
--ya cerraste los ojos-- 
tu rostro, descansado 
por el silencio que hubo 
desde la una, y digo 
--casi de pronto-- rimas 
en voz baja que fluyen,
que nadan en lo oscuro,
y, herido de dulzura, 
me levanto a cantarte 
en versos, como siempre. 

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