LOS CUERPOS DE LA FÍSICA
Los objetos, sin prisa
ni pausa --la mirada
los recorre--, mantienen
su ser en la fijeza
impávida que les
es más propia. Mis manos
podrían, iracundas,
destrozarlos, hundirlos
en lo oscuro. Se da
que escribo, que me doblo
ante el papel, y sale
elevar la mirada
cada tanto y sentir
un vaso, un carillón,
una reja: un segundo
de eternidad inmóvil.
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