EL MALCRIADO
Como un duende, mi madre
extiende su cariño
como un regazo azul
a través del teléfono.
Nos ponemos a hablar
como una lluvia mansa
que regase la noche
de consejos y chismes.
Me trata últimamente
de Don... ¡Ay, madre mía,
tu muchacho no supo
ser como vos soñabas!
Un cigarrillo. Brumas
hechas poemas. Gris
solterón de mascotas.
Pero vos protegés.
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