LIZARD
Acomoda la cucha
pacientemente a un lado
y al otro, y se reclina,
satisfecho y seguro.
Cierra los ojos pero
no las orejas ante
la noche numerosa
de crujidos a ciegas.
¿Escucha el discurrir
de mi lápiz, renglón
tras renglón que pretenden
dar cuenta de su pose?
Él sabe del metrónomo
de esta escritura en marcha.
Lo que lo tiene en vilo
no soy yo: es el umbral.
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