AL MARGEN
Escribís verso a verso
tu vida: amaneceres
y dichosos crepúsculos,
el orden de las cosas
y el río que es la calle,
y tu mascota y el
mandarino. Diríase
cierta fascinación
por lo hipnótico. Como
si te entregaras a una
repetición que hiciera
de fortaleza. (Esquiva
tu lápiz ese porche
en el que te boxearon.)
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