OMITIR ANUNCIO
Escucho Schubert pero
(YouTube no son cedés,
y hay que hacer guita) cada
dos movimientos viene
la tanda. Colorinche
y freneticidad
destrozan esta música
de azul delicadeza.
En los viejos salones
jamás imaginaron
lo que después harían
con sus sutiles obras
nuestra pobre barbarie,
nuestro culto al estímulo.
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