domingo, 8 de abril de 2018

EL DESIERTO


No es que quiera una torre 
de marfil sino un sitio
en el que la palabra 
tenga valor. Hablamos 
sólo para tapar 
nuestro vacío, loras 
que ni siquiera pueden
sostener un dictamen 
imparcial porque chillan,
tenga que ver o no,
sus pareceres. Llena 
de sonidos cargosos,
sin sentido, el imbécil
su alrededor. Aguce
mi voz para que el uso 
de la palabra me 
aleje de la sirte
vil de esos cacareos.

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